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Barrio de las letras de Madrid

Plaza de Santa Ana en Madrid
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Turismo literario en Madrid: Pasando página en el Barrio de las Letras

El Barrio de las Letras es una de las zonas más animadas del centro de Madrid y muy conocido por las terrazas al aire libre, por la animación de sus locales de tapeo y por su ambiente nocturno. Su nombre viene de un tiempo en el que sus calles acogieron algunos de los mejores teatros de la capital, pero también los sueños escritores de fama universal que vivieron o frecuentaron sus calles.

Cientos de anécdotas cuentan historias personales de figuras de las letras, tanto como para que recorrer plazas y callejuelas sea como pasar páginas a literaturas y biografías con mucho encanto (sí, literario). De las letras del Siglo de Oro español al artisteo más bohemio, original y cautivador que vive el barrio hoy a su manera. El Barrio de las Letras es una de las cunas del teatro y del arte español, y, por extensión, toda una inspiración que merece la pena conocer.

Una de las cosas que más llama la atención de los que se apuntan a descubrir la historia del Barrio de las Letras sobre la planilla física de sus calles es comprobar cómo las callejuelas de toda la vida de Madrid y sus rincones más conocidos tuvieron usos de fama en otros tiempos. Un ejemplo es la Plaza de Santa Ana donde llegaron a estrenarse obras fundamentales del teatro español que hoy están en los libros.

El corral de comedias de la Cruz estaba situado donde hoy se levanta el Teatro Español y no muy lejos había otro, el Corral del Príncipe. Ambos tenían sus aficiones encontradas. Los llamados ‘polacos’ eran frikis de las actuaciones en el de la Cruz, los ‘chorizos’, defendían las representaciones del Príncipe con una pasión que se debatía por las buenas o por las malas en los mesones de su tiempo.

Fueron los corrales los que animaron la vida literaria y creativa del barrio, porque junto a estos lugares de representación se animaron a vivir los escritores teatrales. Simplemente porque querían estar cerca de su puesto de trabajo. Y, cómo no, de la competencia y de los actores y actrices que daban vida a los personajes que por la misma comodidad pasaron a residir en la misma zona creando al final un microcosmos social y profesional muy peculiar en el siglo XVII.

Iglesias

Las iglesias del Barrio de las Letras de Madrid hablan también del pasado de muchos escritores. Desde la cuna. Porque no fueron pocos los bautizados en esos templos. En la Iglesia de San Sebastián están los registros de bautismo de Benavente, Moratín o Ramón de la Cruz. En su altar mayor, contrajeron matrimonio Larra y Bécquer. Y bajo sus naves se lloraron las muertes de Espronceda, de Lope de Vega y del genial Cervantes. Como no podía ser menos, una cofradía que todavía existe, la de la Virgen de la Novena, ejerció de protectora de actores desde 1631.

La calle de Huertas, hoy llena de bares de copas y de tapas, fueron el escenario natural de las tramas de obras del mismo Espronceda, de Bécquer o de Pérez Galdós. Sus personajes imaginados deambularon sobre los adoquines que aún se pueden pisar.

La calle Quevedo fue otro escenario, en este caso de una lucha sin cuartel entre dos colosos de la literatura española: Quevedo y Góngora. El primero hizo lo que pudo por echar de su domicilio al segundo. En la placa que hay en el lugar que ocupaba la casa, se puede leer el clásico ‘aquí vivió’, Quevedo. Pero lo que no cuenta es cómo lo consiguió.

En el Barrio de las Letras se imprimió la primera edición del Quijote. Visto lo visto, leído lo publicado, parece justo y hasta lógico.