Madrid es una capital con una doble condición clave con la que alimentar la corrupción económica y política e institucionalizarlas. Por un lado, es uno de los centros económicos más importantes del país, y, por otro, también es sede de poderes políticos y de las máximas instituciones del Estado. Condiciones perfectas para armar y hacer virales los efectos nocivos del tráfico de influencias en línea con enriquecimientos ilícitos. Unos comportamientos que han escapado al control de las instancias del Estado.
Los casos de corrupción actualmente judicializados e investigados en Madrid, alrededor de un centenar, son parte de las 1.700 causas que en el primer trimestre de 2015 se mantenían vivas en España. Las mismas que dejaban a unas quinientas personas en situación de imputados (investigados). A pesar de ese volumen, sólo una veintena de ellos habían sido condenados o estaban en prisión en la misma fecha, mucho trabajo para los despachos de abogados en Madrid.
Caso Bárcenas y la Gurtel
El Caso Bárcenas es con diferencia el asunto de corrupción más importante de todos los que están en curso en Madrid, un paradigma, tanto por su significación política, como por el alcance que sus revelaciones pueden tener para afectar la credibilidad y al futuro político del Partido Popular y el de algunos de sus dirigentes clave.
El Caso Bárcenas es una extensión separada del Caso Gürtel, la presunta financiación ilegal del Partido Popular en Valencia que ofrece ramificaciones en Madrid. Fue el diario ‘El Mundo’ el que a mediados del mes de enero de 2013 reveló que José Luis Bárcenas, ex tesorero del Partido Popular, fue durante dos décadas el encargado de distribuir sobres con cantidades variables de dinero entre ejecutivos, cargos públicos y diferentes miembros de la organización del Partido Popular.
Se trataba de un dinero B, no contabilizado de manera formal, que procedía de donaciones, de constructoras y de empresas de seguridad. Según las primeras publicaciones, las prácticas cesaron en 2009, aunque informaciones posteriores revelaron que el presidente Rajoy y otros miembros de la cúpula directiva del partido siguieron supuestamente cobrando dichos sobresueldos, en ese caso, pagados también por empresarios.
Un informe policial posterior determinó que varios presidentes de empresas del sector de la construcción entregaron al partido, y como regalos, 3,5 millones de euros, cifra superior a la permitida que fueron tramitadas por el contable del Partido Popular como donaciones. A cambio, estas empresas constructoras recibieron también supuestamente contratos por un valor total superior a los 12.000 millones de euros en los diferentes gobiernos del Partido Popular.
Bárcenas se encuentra en la actualidad en libertad condicional con cargos, al haber abonado una fianza impuesta por el juez de 200.000 euros, y a la espera de la celebración de juicio.
Las Black de Caja Madrid
El caso de las tarjetas Black de Caja Madrid saltó a los medios de comunicación a finales de 2014 y reveló que la mayor parte de los consejeros la entidad bancaria, posteriormente convertida en Bankia, disfrutó de tarjetas de crédito de alto standing de la entidad para gastos personales. Los abonos de los cargos se hicieron contra un fondo pensado para cubrir gastos imprevistos que no figuraron nunca en los balances de la entidad.
Las llamadas ‘Visa Black’ fueron detectadas a partir de la publicación de más de 8.000 correos electrónicos cruzados entre el presidente Miguel Blesa, diferentes responsables de la entidad y figuras relevantes de la política y la empresa españolas.
Los correos fueron entregados anónimamente a un partido político que los puso en conocimiento de un medio de comunicación digital. Los correos no podían ser empleados para acusar a quienes habían usado fraudulentamente las tarjetas porque formaban parte de un sumario de una causa anterior, el de las preferentes de Caja Madrid, otro de los casos de corrupción descubiertos en Madrid.
Lo que sí consiguió la publicación de los textos de los correos clave fue que el presidente de Bankia investigara y que pusiera en conocimiento de los hechos a la fiscalía, cuyo proceso sigue judicializado.
El fenómeno del Pequeño Nicolás
También fue motivo de escándalo la supuesta financiación irregular de la Universidad Complutense de Madrid, el llamado Caso Berzosa, de 2012, y en la misma línea y aún en fase de instrucción, el de las andanzas del ‘Pequeño Nicolás’.
Francisco Nicolás Gómez es el nombre real de un joven madrileño vinculado a las juventudes del Partido Popular que se ha hecho famoso como protagonista de un caso de tráfico de influencias y de usurpación de identidad.
El joven se infiltró en altas instancias del Estado e intentó poner en contacto a empresarios y políticos en supuestos proyectos gubernamentales haciéndose pasar por espía del CNI, como mediador económico, al tiempo que aireaba sus relaciones con políticos en activo del Partido Popular y con miembros de la Casa Real.
A los casos Bankia, tarjetas Black, Gürtel o Bárcenas, hay que sumar una serie más amplia de corruptelas organizadas que se mantienen en fase de instrucción o que pueden ser reabiertas en cualquier momento como consecuencia del descubrimiento de conexiones entre las causas.
Esos pueden ser los que han revelado los modus operandi de otros casos de corrupción sonados en Madrid. Por ejemplo, los relacionados con ayuntamientos con la Operación Púnica o el de Amy Martin, de 2013, con la que presuntamente sefinanciaba fraudulentamente la Fundación Ideas vinculada al PSOE. Amy Martin, figura destacada de la organización, era en realidad un personaje creado por la mujer de Carlos Mulas, esposa del director de la fundación socialista.
Corrupciones y corruptelas de altos y bajos vuelos, que la cercanías de elecciones españolas clave para reconfigurar las nuevas mayorías sociales, volverán a poner en las cabeceras, en el ‘prime time’ de los medios de comunicación y en el centro del debate político nacional.