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Campamentos urbanos y actividades extraescolares en Madrid

Campamentos de verano

Campamentos urbanos

Comienzan las vacaciones de verano para los más pequeños y no siempre es fácil para los padres conseguir la conciliación familiar con el trabajo. Según nos comentan desde Aventurama, los campamentos urbanos son una solución a este problema, ya que facilitan a los padres que sus chavales estén cuidados mientras ellos se encuentran dentro de su jornada laboral. Esta empresa pone a disposición de los padres varios campamentos urbanos en Madrid para este verano de 2024 diferenciándolos entre los que se pueden realizar en colegios y los que se organizan en las propias urbanizaciones de la familia. Quienes además se encuentren en la ciudad de Madrid, es probable que puedan acceder a alguno de los campamentos urbanos organizados o coordinados por el propio Ayuntamiento de Madrid.

Actividades extraescolares y los campamentos

Para los papás que aún no saben la utilidad de las actividades extraescolares para los niños, hemos recopilado 17 buenas razones para apuntar a sus hijos al próximo campamento de verano. Los programas extraescolares se definen como las actividades que se desarrollan fuera del horario escolar de los niños. Su finalidad no es otra, no puede ser otra, que la de mejorar y potenciar los desarrollos infantiles, el físico, el intelectual y el social. Y proporcionar competencias.

Dentro de las actividades extraescolares hay mucho donde elegir, las hay de tipo deportivo, las hay culturales, hay otras que permiten aprender habilidades o materias, o incluso, toda una serie completa que lleva al niño o a la niña a conocer nuevas experiencias desde la perspectiva y las acciones más lúdicas.

Todo muy bien, pero ¿cuáles son las premisas exactas que convierten a las actividades extraescolares en herramientas de aprendizaje y de formación social e intelectual?. Son varias, determinantes en mayor o menor medida. Las hemos resumido en una decena larga, casi una veintena. Son éstas:

– Porque los niños mejoran su control sobre el tiempo, y, de paso, hacen mucho por aprender a organizarse.

– Porque mejoran en sus hábitos de estudio cuando realizan actividades fuera de la dinámica que se marca en los centros educativos.

– Porque tienen la inestimable oportunidad de descubrir ambientes, situaciones y compañías que pueden resultar muy diferentes de las de sus entornos académicos, por otra parte, más estrictos y reglados.

– Porque las actividades extraescolares contribuyen a reforzar sus procesos de socialización.

– Porque las actividades extraescolares que suponen ejercicios físicos ayudan a mejorar los reflejos del niño, su resistencia, su agilidad, la coordinación motora, su fuerza y hasta la elasticidad.

– Porque las actividades extraescolares que se desarrollan bajo un perfil artístico, como las clases de pintura, las de música o las de teatro, contribuyen a dar al pequeño o la pequeña nuevas herramientas para comunicarse y para expresarse.

Con las clases de arte dramático se mejora la expresividad, la creatividad, la espontaneidad, la imaginación, la inteligencia musical, el sentido del ritmo. Redundando todo ello en una mejora de la confianza sí mismos.

– Porque se produce un estímulo positivo basado en la competencia, sí, efectivamente, positiva.

– Porque ayudan a ver a los demás como a otros iguales, desarrollando empatías, un tipo de tolerancia que forma parte de las reglas de juego en la participación en actividades de grupo igualitarias.

– Porque se desarrolla un espíritu de trabajo cooperativo y en equipo.

– Porque las que persiguen un fin intelectual ayudan a mejorar la capacidad de lectura, de escritura y de comprensión de lo leído.

– Porque, compartir espacio y tiempo con otros alumnos, mejora la capacidad de autocontrol, de disciplina, la constancia y, en circunstancias normales, también la honestidad.

– Porque permiten hacer de puente cuando los trabajos de los padres impiden recoger a los niños a tiempo en el centro educativo. Son, de alguna forma, una fórmula que mejora la concertación familiar, ajusta tiempos e introduce una variable en la seguridad y la custodia de los niños de una manera natural, especialmente si las actividades se realizan en el mismo centro en el que los pequeños cursan estudios.

– Porque la variedad de ofertas en estos momentos es tan grande que resulta difícil elegir un argumento para renunciar a las actividades extraescolares.

– Porque las actividades extraescolares pueden ser un apoyo perfecto, una terapia, para trastornos de atención de los niños, sobre todo en el caso de los que han sido diagnosticados como hiperactivos.

– Porque, fuera del entorno más reglado del ambiente de un centro docente, los niños pueden estar en mejores condiciones de desarrollar una mayor concentración y memorización de la información relevante que reciben.

– Porque las tareas dirigidas de las actividades extraescolares ayudan a mejorar las tomas de decisiones individuales, a asumir las responsabilidades, a superar los errores y a disfrutar en compañía de otros compañeros de los aciertos y victorias.

– Porque las actividades extraescolares son una fuente sana y divertida de liberar las energías y ayudan a relajar las tensiones.

– Porque se adquieren y se refuerzan conocimientos y experiencias.

Las actividades extraescolares no son iniciativas educativas pensadas para rellenar vacaciones y horarios infantiles, son algo extraordinario, pueden ser formas de aprender de manera distinta, fuentes de experiencias nuevas y una fórmula muy estimulante de enseñar a crecer. ¿No son motivos suficientes?.

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